
No conocían el mar y se les antojó más triste que en la tele, pájaros de Portugal, sin dirección ni alpiste, ni papeles.
Él le dijo veámonos, dónde le respondió llorando ella,
Lejos del altar mayor, en el velero pobretón de una botella.
Despójate de los añil rediles del alma de nardo con camisa.
Alumbraron el amanecer muertos de frío, se arroparon con la sensatez del desvarío tuyo y mío de vuelta al hogar, qué vacío deja la ansiedad.
Qué vergüenza tendrán sus papás.
Sin alas para volar, prófugos del instituto, y de la cama, pájaros de Portugal, apenas dos minutos mala fama. Bucearon contra el Everest y se ahogaron, nadie les enseño a merecer el amparo de la virgen de la soledad,
Él le dijo veámonos, dónde le respondió llorando ella,
Lejos del altar mayor, en el velero pobretón de una botella.
Despójate de los añil rediles del alma de nardo con camisa.
Alumbraron el amanecer muertos de frío, se arroparon con la sensatez del desvarío tuyo y mío de vuelta al hogar, qué vacío deja la ansiedad.
Qué vergüenza tendrán sus papás.
Sin alas para volar, prófugos del instituto, y de la cama, pájaros de Portugal, apenas dos minutos mala fama. Bucearon contra el Everest y se ahogaron, nadie les enseño a merecer el amparo de la virgen de la soledad,
qué pequeña es la luz de los faros.


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