jueves, enero 15, 2009
Mi voz se siente ahogada, quiere gritar tu nombre, pero ya pasó un año y no vas a escuchar bien. En todo este tiempo mi alma voló en el cielo junto a las estrellas, 700 Lunas para elegir de noche pero no hubo un Sol que brille como vos. No pienso callar si ya intoxicado el corazón vá, lleno de dolor, marchitado y negro como tu sucia confusión. Éste barco quiere zarpar, pero el ancla queda a la mitad, clavada en esa vieja arena que no me deja llegar... al otro lado del mar. Quiero aprender a querer menos esta vez, entregar mi corazón primero, es un juego que suelo siempre perder. Y si llegás a caminar calles rojas es porque morí escribiendo mi amor; me queda luchar por lo que siempre soñe: llegar al paraíso y no volver. Vas en busca de refugios nuevos que se parezcan a las cosas que yo sé ver. Yo te quiero mirar, espiarte de vez en cuando y llenarme al sonido de tu voz. Mi alma vá pidiendo otra ronda de alcohol, la vista va nublada de acá para allá, dejo caer lágrimas y no son de felicidad, se secan con el humo de la ciudad, la mente pide escapar y llevar lejos mi corazón pero yo voy brindando por lo bueno que pasó. Ya está, los reclamos los dejé atrás. Las cosas ya no son igual, pasa un año y mis ojos ciegos van por el mismo andar; ¡qué lejos que estoy de acá!.
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1 comentario:
Hay que mirar hacia adelante. Una costa nueva, que no es inalcanzable, siempre espera al naúfrago...
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